Cada mañana, salgo a mi patio para contemplar el viento congelado que roza mi cara y mueve mi largo y liso pelo. Inclino la cabeza hacia arriba para ver las nubes y el cielo apagado de invierno.
Mientras que me tomo mi vaso de ColaCao puedo observar como sale el sol y así da a lugar a un cielo lleno de 567 colores diferentes. Ver los amaneceres me dan vida y ganas de empezar un nuevo día con una sonrisa en la cara.
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