Point de vue du Gras (o punto de vista desde Le Gras). Así se titula la primera fotografía de la historia que se conserva. La realizó en junio de 1826 desde la ventana de su casa Josep-Nicéphore Niépce, un inventor francés que vivió entre los siglos XVIII y XIX. ¿Desde la ventana de su casa? Teniendo en cuenta la gran cantidad de fotografías que en el confinamiento se han tomado desde las ventanas de nuestros hogares, parece que esta primera imagen de Niépce era algo premonitoria, ¿no creéis?
Niépce la consiguió exponiendo una placa de peltre (una aleación de plomo, estaño y algún metal más) recubierta de betún de Judea en una cámara oscura durante ¡ocho horas! de exposición. ¿El resultado? Esta vista de la calle de Saint-Loup-de-Varennes, localidad de Borgoña en la que vivía y en la que hoy se encuentra su casa-museo.
A su procedimiento Niépce lo llamó heliografía y tras conocer a Daguerre (considerado el primer divulgador de la fotografía) compartió ideas con él con el fin de desarrollar su método. Una vez muerto Niépce, Daguerre siguió investigando la captura de imágenes hasta inventar el daguerrotipo. De hecho, el Día Mundial de la Fotografía se celebra el 19 de agosto porque ese fue el día en que Louis Daguerre presentó ante la Academia de Ciencias de Francia el daguerrotipo en el año 1839.
Las colaboraciones entre Daguerre y Niépce dieron otros frutos. En 1832, ambos trabajan en un producto fotosensible creado por el residuo de la destilación de la esencia de lavanda. Con él logran producir imágenes en menos de ocho horas de exposición. Llamaron al nuevo método el fisautotipo.
Desgraciadamente, el 5 de julio de 1833, Niépce muere súbitamente de un accidente cerebrovascular sin que ninguna de sus invenciones fueran reconocidas. Invenciones que no solo se centraron en el ámbito del proceso fotográfico, sino también en el mundo del motor, ya que junto a su hermano creó el primer motor para barcos, el pireolóforo.
DESDE MI VENTANA
Desde mi ventana
veo el tejado del edificio de enfrente.
El invierno está siendo duro
y las chimeneas trabajan a pleno rendimiento.
Buscando camuflarse entre las nubes
se alejan hasta el cielo
grandes penachos de humo gris.
Igual que a tantas otras
que forman parte de mi vida
a esta imagen tampoco le queda mucho.
Es una sensación extraña, irreal.
Me acerco a un mundo
en el que mis recuerdos
no van a tener dónde ocurrir.
Karmelo Iribarren
TAREA: haz una fotografía de lo que se puede observar desde la ventana de tu habitación y compártela en el blog. Desatúrala (blanco y negro). A continuación, escribe una pequeña reflexión sobre ella. Título del post: A LA MANERA DE NIEPCE.
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